“La enferma llega tullida al hospital y sale caminando; muda, y se retira esparciendo alegre cháchara; ahogada por la disnea y váse respirando con ritmo normal.” Así describe Ingenieros los efectos curativos de la sugestión en casos de “accidentes histéricos”.
A partir de un exhaustivo análisis de las doctrinas proclamadas antes y después de Charcot sobre la etiología de la histeria, el autor subraya el incalculable valor de la sugestión y cómo a partir de ello se pueden rever estos cuadros de histeria que se manifiestan con síntomas de hemiplejia, ataques de risa, hipo, fiebre, mutismo, obsesiones, ideas fijas, e incluso delirios místicos como posesiones, exudación de sangre o estigmas en el cuerpo.
Desde su concepción biologista, Ingenieros otorga un origen nervioso y mental a estos fenómenos al punto de, una vez sugestionado el paciente, poder repetirlos a nivel experimental.